jueves, 27 de febrero de 2014

El tomate de Miajadas


En contadas ocasiones, como ocurrió con Borja, un Cristo restaurado por una devota octogenaria consigue situar a un pueblo en el mapa. El resto de los mortales, sin embargo, tienen que currárselo un poquito más para llamar la atención.


Este es el caso de Miajadas (Cáceres). En Miajadas había un alcalde y ese alcalde tuvo un sueño: "quiero construir un tomate tan alto como la luna ¡ay, ay! como la luna". Y su sueño se hizo realidad.

No crean ustedes que aquello de construir un tomate fue una extravagancia megalómana. El tomate tenía su porqué ya que Miajadas es la Capital Europea del Tomate. El propósito estaba claro: convertirlo, cual toro de Osborne, en un punto de referencia y encuentro para aquellos que transitasen la A5 (conexión Madrid-Lisboa). En definitiva, facilitar que un camionero pudiera decirle a otro "quedamos en el Tomate de Miajadas".

¿Cómo se construye un tomate gigante en tres pasos?

1. El diseño. El consistorio eligió "su tomate" mediante maquetas con diversas propuestas. Ganó la de la derecha, pipo con pelos tiesos.


2. La estructura. Se emplearon serchas de redondo de acero, siendo cada sercha diferente para dar más realismo y sensación de "tomate orgánico". Se tuvo en cuenta la inclinación en la parte superior del tomate para facilitar el desagüe con la lluvia.



3. El acabado. Se recubrió la estructura con una malla, sobre la malla se proyectó espuma de poliuretano, y, tras el modelado, se impermeabilizó y se pintó con pintura especial para vehículos.



El tomate quedó reprecioso, sólo faltaba llevarlo hasta su emplazamiento, a unos 3km del pueblo. El recorrido duró una hora. Sus medidas son: 5m de diámetro, 4m de altura, 12m de fuste y 2 toneladas de peso.




Desde entonces, allí sigue. Y entre las múltiples funciones soñadas por el alcalde, apareció una nueva: ser el complemento perfecto para armar un photocall con la benemérita cuando Ronaldo viaja a su país y se le multa por exceso de tráfico. La foto se comenta por sí misma.



Y dirán ustedes.. ¿cómo sabe la boticaria tanto del tomate de Miajadas? Muy sencillo: el diseñador del tomatazo es mi tío Migue. Cuando nos enseñó el proyecto, allá por el año 1999, me pareció que había que ser muy molón para hacer algo así. Y 15 años después, lo sigo pensando.

martes, 25 de febrero de 2014

Primeras películas

Escribir en este blog tiene dos finalidades para mí. Una, ya la dije el otro día, es conseguir muestras de la botica de mi archienemiga. La otra es parecer intelectual, que nunca viene mal. Una vez alguien me leyó la mano (os lo juro, muy fuerte todo) y me dijo que las líneas indicaban que iba a saber de muchas cosas pero de manera superficial, sin ser experta en nada. La persona que me la leyó, con quien tengo un grado de consanguinidad importante (más fuerte todavía, lo sé), lo vio como algo negativo. Yo, en cambio, decidí hacerlo mi manera de ver la vida: saber de todo un poco (y “gozar de todo un poco” como dice la canción). 

Ya conté también por aquí que me gusta leer cuentos. También me gusta el cine. Al principio de los tiempos me gustaba normal; de ver mil veces con mis padres Mary Poppins, La bruja novata, Chitty Chitty Bang Bang El teniente Robinson. En la adolescencia, un profesor polémico del colegio hizo que pasara de normal a mucho. Conocer a Mr. Xarin a los 20 hizo que pasara de mucho a muchísimo. Y acabé yendo a ocho Festivales de cine de San Sebastián y gastando dinero para ver algunas películas maravillosas y muchas mierdas. Es la magia del Zinemaldia o eso me han dicho para que siga volviendo.

Cartel del primer Festival al que asistí. 

Pero hoy os quiero hablar de aquel profesor polémico, todos hemos tenido uno, que nos ponía películas que no eran aptas para nosotros y que era déspota y malote. También era gordo y resoplaba constantemente por la nariz. Era un hombre peculiar. Mi imagen mental de Ignatius J. Reilly bebe de este tipo. Cuando yo estaba ya en la Universidad supe que le habían echado del cole. Normal. Era un colegio de curas progres, pero los tiempos empezaban a cambiar y a finales de los 90 los neocons ya llegaban a dirigir colegios. Pero ése es otro tema.

Voy a compartir algunas películas que nos puso con 15 o 16 años y sacáis vuestras conclusiones. Hay link a la ficha de IMBD en cada título de película por si os interesa.

Como todo cinéfilo que se precie era fan de François Truffaut*:



400 golpes  - Les quatre cents coups

El pequeño salvaje - L'enfant sauvage 

La noche americana - Le nuit américaine


Ahora lo pienso y me gusta que no nos pusiera Al final de la escapada o Jules et Jim y así poderlas ver por mi cuenta en otros momentos vitales.

Nos puso también la mítica Quadrophenia que con su maravillosa estética mod y su música de The Who nos llevó a conocer también a The Animals, The Kinks y todos sus amigos.



La impactante Yo, crsitina f - Cristiane F y su precoz adicción a las drogas nos marcó mucho. Hasta el punto de pintarnos con Pilot negro en la mano, durante meses, un símbolo que aparece en la peli. Para los modernos: la banda sonora es de Bowie. 




Yo a Gary Oldman le empecé a querer por su papel de líder de los Sex Pistols en Sid y Nancy. Para los frikis:  hay un episodio de los Simpsons buenísimo en el que Lisa es Nancy y Nelson es Sid.



Siguiendo con las drogas, y sobre todo  con la violencia, vimos La naranja mecánica - A clockwork orange .Esta película impacta mucho más si la ves con 16 años. Estoy convencida. Puto Alex y putos drugos. Poco puedo aportar sobre esta peli (sobre las otras tampoco, pero disimulo) pero sí os puedo contar que el novelista que la escribió, Anthony Burgess, creó una jerga específica el Nadsat basándose en lenguas eslavas y en el ruso. De ahí drugos y moloco.



Tuvo a bien ponernos No amarás - Krótki film o milosci de Kieslowski y así nos introdujo en su Decálogo. Entiendo que eligiera este film y no otro por la edad del protagonista, pero no sé si la llegamos a entender. Al menos yo no.



He dejado para el final la que más me marcó: El vídeo de Benny - Benny's Video de Michael Hanneke. Recuerdo perfectamente el nudo en el estómago que sentí al acabar de verla. Fue tan dura para mí en su momento que ningún otro film suyo que haya visto me ha impactado tanto.  



Igual os parece absurdo pero estas películas, además de aficionarme al cine, me enseñaron algo. Todas y cada una de ellas. También os digo que éstas me enseñaron e interesaron porque me las puso el profesor polémico. Me las llegan a poner mis padres y hubiera pasado de ellas y de ellos, pero es que la adolescencia ya es eso.  (AVISO: pienso hacer un post sobre las maravillas de la adolescencia.)


*Siempre que pienso en Truffaut lo visualizo en Encuentros en la tercera fase - Close Encounters of the Third Kind. A mi bola.




Nota 1: estas películas las vimos en la asignatura de Audiovisuales que era una EATP (Enseñanzas y Actividades Técnico-Profesionales).
Nota 2: todas y cada una de las películas las vimos en versión original subtitulada. 

miércoles, 19 de febrero de 2014

El amor no tiene edad, la vergüenza sí

El viernes pasado fue San Valentín y yo lo celebré, como mandan los cánones, yéndome a cenar con una amiga. Fuimos a un restaurante de esos que tienen lista de espera para un mes (hay listas para prótesis de rodilla en este país que van más ligeras) pero con una barra muy apañada para los pobres. Una barra de las de verdad, sin decapar ni nada de eso.

Después de rozarnos con una docena de individuos/as hasta alcanzar el centro del local, avistamos un par de sitios en una especie de mesa comunal. Con su mantelito y todo. Impecables. Incomprensiblemente ignorados por la masa. Pregunté temblorosa a la camarera, con miedo a su carcajada:

- ¿No podemos sentarnos ahí, verdad?
- Si lo desean, los sitios son suyos.

Ni siquiera había apoyado el culo en el asiento cuando me di cuenta de la trampa mortal en la que habíamos caído. ¡Quién fuera Jesucristo entre los dos ladrones! Mi amiga y yo habíamos ido a crucificarnos entre dos parejas que festejaban su amor. Dos parejas con más de medio siglo de vida por individual pero menos de un telediario en común.

La cosa se puso interesante cuando nos percatamos de que se iban copiando las comandas convirtiendo aquello en un partido de ping-pong: croquetas-croquetas, tomate-tomate. El punto de partido llegó con la fuente de chuletillas que se trajinó cada pareja en modo: tú-me-das-chuletita-yo-te-doy-chuletita-abre-la-boquita-de-piñon-cari.

Ante tal espectáculo de luz y sonido, mi amiga y yo huimos sin tomar postre. Ni chuletillas.

Me parece maravilloso y encomiable que la gente haga (y rehaga) su vida a la edad que le plazca, pero ¿en qué momento una persona madura pierde el juicio y se dedica a meter mano a su acompañante en público cual adolescente a su churri en un McDonalds? ¿en qué momento se asume como normal que una persona mayor de tres años y sin incapacidad alguna sea alimentada por otra?

Estadísticamente es algo que se repite, así que quizá existan razones físico-químicos para que en la edad del Bótox algunos muestren sus afectos en modo Clearasil. O quizá, simplemente, todo se trate de mala educación. Los aspavientos amorosos impostados en mayores de edad sólo deberían permitirse al presidente de EEUU, porque tienen un fin último que es el de conseguir votos. El resto debería saber que no va a conseguir nada, y que una relación basada en esas mariconadas les durará menos que el plato de chuletillas.

En cualquier caso, mucho mejor me hubiera ido si hubiese celebrado San Valentín como Dios manda, viendo junto a mi amado cine del bueno, del que me chiva mi archienemiga:



Starring... la gran Concha Velasco, a la cual aún estáis a tiempo de ver en Hécuba. Luego no digáis que no avisé.














lunes, 17 de febrero de 2014

La tonta del blog

Me hace gracia cuando en tuiter me hago la lerda sobre blogs y cuela. Me fascina que penséis que alguien observador como yo no se ha dado cuenta, en todos estos años, de cómo va el cotarro. (Cotarro y catarro son palabras muy molonas, ahí lo dejo).





Es cierto que hay muchos tipos de blog, pero la mayoría de ellos tiene en común el egocentrismo de sus autores. Éste puede manifestarse de diferentes maneras: creyéndote experto en alguna materia, considerando que tus gustos u opiniones son superiores a las del vulgo, enseñando tu vida privada hasta niveles insospechados o simplemente aliándote con una tiparraca con la única finalidad de conseguir muestras de su farmacia. 



Confianza ciega tampoco le tengo. Que conste.



Supongo que todos sabéis que lo de enseñar la intimidad es lo que ahora da más beneficios. Ahora y siempre. Además del blog, otras redes sociales como Twitter, IG, Pinterest, incluso la ya casi vintage Facebook, nos permiten mostrar nuestra vida hasta la saciedad. Ya me definí como fan de IG, pero creo hay mucho humano perdiendo el norte. En especial madres y padres, me vais a perdonar. Una cosa es que tú, como adulto y en un supuesto buen uso de tus facultades mentales, publiques lo que te salga del mismo hígado, pero lo de los niños es otro tema. Otro hígado. Nuestros hijos son nuestros a favor o en contra de su voluntad. Y no es lo mismo sacarlos de camino al cole que en la playa. Y no es lo mismo que en la foto jueguen a pelota que que estén en pelotas. Yo entiendo lo obnibulados que nos tienen los hijos (a mí la primera) y debe ser así, pero la línea es delgada (y a veces se mueve, la cabrona). Y hay que proteger a los niños. Incluso las fotos con candadito de IG se capturan y vete a saber dónde acaban. 


La niña de Coppertone NO es Jodie Foster.


Concluyo. Las fotos en bolas en el álbum familiar. Ya las enseñaréis en la fiesta de su 14 cumpleaños a sus amigos. Les van a encantar. 


 #amibola desde 1980



Nota: desde aquí hago un llamamiento a madres blogeras consideradas trendy a que recojan la mierda de sus casa antes de colgar "selfies" o autorretratos de toda vida. Hay bolsas para meter la ropa sucia. Incluso cestas. Gracias. 




miércoles, 12 de febrero de 2014

Hécuba

Los griegos han derrotado a los troyanos y Hécuba, la que fue su reina, es ahora una esclava. Sin embargo, los dioses aún planean arrancarle algo más doloroso que el trono: sus hijos. Y lo harán de la forma más cruel y retorcida. Caramba con la imaginación de Eurípides. Finalmente, la vieja Hécuba hundida, pero no acabada, encontrará su bárbara y atroz venganza sobre el traidor Poliméstor. Lo que viene siendo "un final feliz" en una tragedia.


La obra

El telón ya está abierto cuando el espectador entra en el Teatro Español. En el escenario, un decorado desolador presidido por una escalera que dará que hablar, y un sillón desvencijado que bien podría haber salido de cualquier pop-up store navideña. Sobre la arena y el polvo que cubre las tablas, gobierna siempre Concha y deambula un grupo de esclavas enajenadas. 

 
 

 

¿Por qué ir a ver Hécuba?

- Por las terribles ganas de bajar y abofetear a Ulises.
- Por el vuelo de la capa de Agamenón y su forma de reposar sobre los escalones. Para algunos carnavalesca, para mí imponente.
- Por el repiqueteo de las conchas del oráculo que cuelgan del cuello de la bruja, resonando (e inquietando) durante toda la obra.
- Por los pectorales ensangrentados de Poliméstor. Alberto Iglesias: desde el sábado eres mi nuevo Ginés García Millán. Y eso es mucho decir.


 
Y por supuesto, por Concha. Podría haber seguido pegada a mi butaca viéndola actuar durante mucho más tiempo, sin cansarme. Su naturalidad, su forma de transmitir que está de vuelta de todo (tanto en realidad como en ficción), su rotunda seguridad. Todo. Lo tiene todo.


Concha sabe gritar, temblar y rasgarse a partes iguales. Ser Hécuba es lo mejor que va a hacer al final de su vida profesional y lo sabe. Lo disfruta. Al final, tras derramar varios puñados de tierra sobre su cabeza con las rodillas clavadas al suelo, y una vez terminada la obra, pide ayuda para incorporarse y recibir la ovación. Levanta los brazos con energía haciendo el símbolo de la victoria contagiando a los de sus compañeros. Ya quisiera Casillas haber levantado las copas con el ímpetu de Concha.

Los aplausos son eternos. Sus compañeros la dejan sola y va subiendo lentamente la escalera por la que antes se pavoneó Agamenón. Último saludo, se gira despacio y camina de espaldas al público lentamente hasta desaparecer con la dignidad de quien lleva 60 años ganándose el respeto del respetable.
 

Nadie se acuerda entonces de la chica ye-yé, ni de las compresas de incontinencia, ni siquiera de esas nalgas flácidas y ajadas de prostituta vieja que nos enseñó sin pudor en La Latina hace unos años. Qué difícil es conseguir que todos te vean simplemente como Concha. Ojalá éste sea sólo tu antepenúltimo mejor papel. 
 
 
**Hécuba se representará hasta el 23 de febrero en el Teatro Español.
 
 

lunes, 10 de febrero de 2014

422 de Berlín

La Boticaria y yo tenemos poco en común. Si dejamos a un lado la belleza, el estilazo y unas familias envidiables, sólo nos une este blog y el amor infinito hacia la música. La de calidad.





Nos gusta la música con letra bonita. Esas letras que pueden ser citadas en una buena conversación de whatsapp. Esas palabras que al ser leídas despiertan en ti una melodía, más o menos buena, pero siempre pegadiza. Mi archienemiga, el marido de la Boticaria (antes conocido como padre gremlin) y la que escribe fuimos fans del gran disco Te huelen los pies de Emilio Aragón.









Son muchos los temas dignos de ser citados, pero de entre todos uno se erige como nuestro favorito: 422 de Berlín. La historia de esa pareja caída en el tedio de un matrimonio sin pasión que se reencuentra y decide resignarse a un "más vale conocido". ¿Hay algo más romántico y emocionante? Yo digo que no.


Os dejo el link por si os queréis deleitar con ella.

A todo esto os digo yo que si esta canción la hubieran cantado Los Ronaldos, nadie hubiera dudado jamás de ella. La culpa debió ser de Paloma y su adicción a la cirugía













jueves, 6 de febrero de 2014

Twitterbasura: La culpa fue de Telecinco



No me gusta la tele pero no es mérito mío. 
Donde yo crecí sólo había TVE1 y TVE2 y con eso a ver quién tiene el valor de aficionarse. Para cuando quisieron llegar las autonómicas yo ya estaba "institucionalizada". Primero las monjas guardaban la tele en un armario oscuro bajo llave y después, en el Colegio Mayor, teníamos una y media para doscientas. A los 23 me reencontré con la caja tonta, pero resulta que ya era plana y lista. Había pasado nuestro momento. Era imposible nuestro amor (suena Camela).
Pero aunque sea de mal gusto (eso opina mi archienemiga) uno pasa la adolescencia cuando quiere y del mismo modo yo he esperado a los treinta para cubrir mi dosis de pantalla basura gracias a una red social llamada Twitter. Al final, y resumiendo, ofrece los mismos bloques que la televisión:

1- INFORMACIÓN: noticias, documentales.
Dicen los gurús que Twitter, bien usado, es una fuente de información maravillosa. Y yo me lo creí y empecé a seguir un montón de cuentas sesudas y de prensa. Después de un tiempo he llegado a la conclusión de que Pedro Piqueras, entre noticia y noticia, te puede vender, como mucho, caldo de pollo, pero en Twitter, entre tuit de interés y tuit de interés, además del pollo te venden la burra y la Granja de San Francisco entera, amén de colarte un montón de datos aburridísimos sobre economía que sólo le importan a La Tigre y su sexto hijo. De los RTs mejor hablamos otro día. Conclusión: unfollow.
2- ENTRETENIMIENTO: películas, series.

En Twitter no hay pelis pero sí muchos blogueros retuiteando veintisiete veces por minutos sus posts. Al final y por aburrimiento, alguna de las veintisiete veces acabas picando, como en Ikea con los trapos de cocina. Los posts entretienen. A veces esperas con ansia tu ración semanal y te los bebes, como una buena serie. Por algunos pasas sin pena ni gloria como por un telefilm de Antena 3, a otros incluso te enganchas por su trama de culebrón venezolano... pero en definitiva, todos entretienen. Y si no, cambias de canal, osea: unfollow.
3- CORAZÓN Y BASURA: La madre de cordero.
Por supuesto, mi sección favorita. En Twitter, salvo en cuentas corporativas (e incluso en ellas) sigues a personas de carne y hueso. Pero Twitter es poderoso, Twitter tiene poder (suena Peret) y su poder es persuadir a todo usuario para que muestre su vida, obra y miserias, digo, milagros. De este modo, cualquiera, insisto, cualquiera, aunque sea tu riguroso proveedor del punto 1 (información) o del punto 2 (entretenimiento) puede en un momento dado desmelenarse y convertirse en proveedor del punto 3: Twitterbasura.

Llegado este punto de no retorno, el ya desinhibido usuario cualquiera comienza a mostrar al universo su microcosmos. Un microcosmos físico (son incontables los excusados, alcobas e incluso tálamos que ahora dan vueltas en mis retinas, de ésto ya hemos hablado) y un microcosmos emocional (duelos y quebrantos, a ser posible, por las más insustanciales causas que a nadie importen). Si al microcosmos cualquiera le añadimos alguna intriga palaciega (con sus dimes y sus diretes), cuarto y mitad de rumores, guillotinazos públicos y duelos al amanecer entre individuos que ni se conocen ni jamás lo harán, tenemos ni más ni menos que lo que nos merecemos: un TL salpicado de Twitterbasura.
Y lo peor es que a éstos no puedo darles unfollow, porque incomprensiblemente les he cogido cariño.  

¿La culpa? Toda de Telecinco por no haber emitido en mi pueblo cuando mi alma aún podía salvarse.

martes, 4 de febrero de 2014

Los cuentos, cuentos son

El cuento literario se puede definir como aquella narración más o menos breve, escrita por un autor, con una intencionalidad artística no educadora y con elementos que se suelen acercar a lo fantástico. Es también conocido como relato. Dentro de la Teoría Literaria hay quien cree los dos conceptos son lo mismo hoy en día, pero que no lo fueron antaño. Hay también quien opina que el relato se detiene en los detalles y que el cuento, por su parte, se centra en la acción, en el factor sorpresa. Yo no creo que sea momento ni lugar de entrar en estas divergencias.

A mí me gustan los cuentos y punto.  Los que según Julio Cortázar te ganan por knock-out (nocaut para la RAE), los que según Edgar Allan Poe hay que leer de una sentada. Reconozco que fue ya en la carrera cuando me aficioné a leer cuentos. Tanta novela de lectura obligatoria en todas las de asignaturas de literatura hizo que hallara un maravilloso placer en leer algo que me llenara en poco tiempo, que me sorprendiera y que por su duración me permitiera volverlo a leer. El hecho de conocer a alguien a mitad de carrera que fuera fan del cuento hispanoamericano fue un extra.

Hay muchas recomendaciones por hacer, las imprescindibles son los ya citados Cortázar o Poe, y alguna otra que intentaré ir dando en este nuestro blog siempre que siga*. De momento no vamos mal, ¿verdad Boticaria? Sigo sin ir a eventos a comer y recibir regalos, pero al tiempo.

Jorge Luis Borges 

Uno de mis autores favoritos es Jorge Luis Borges. La altivez con la que escribe y la dificultad de sus textos me motiva. Me obliga a releer. Sus cuentos, relatos o cómo los queráis llamar, despiertan mi intelecto. Hacen que me sienta ignorante y a mí sentirme así me incita a querer saber. Y de repente, entre tanto conocimiento y tanta cita (alguna inventada, según mi profe, para provocar vértigo en el lector), nos lleva a un mundo fantástico, su mundo fantástico. De universos irreales y de tiempos paralelos o divergentes.

Me obligo a parar. Os aburro. Perdón. Me enrollo demasiado porque es un tema que me apasiona. Casi tanto como las fotos de IG.


Su tumba está en el cementerio de Plain Palais en Ginebra. En febrero de 2009 la visitamos.


Antes de despedirme os digo que mi relato favorito de Borges es Las tres versiones de Judas y que él escribió sobre El Aleph antes que Coelho y mucho antes de que Nena Daconte cantara. Otro cuento maravilloso es Funes el memorioso (dentro de Ficciones) cuyo inicio debería engancharos al instante:

“Lo recuerdo (yo no tengo derecho a pronunciar ese verbo sagrado, sólo un hombre en la tierra tuvo derecho y ese hombre ha muerto) con una oscura pasionaria en la mano, viéndola como nadie la ha visto, aunque la mirara desde el crepúsculo del día hasta el de la noche, toda una vida entera. Lo recuerdo, la cara taciturna y aindiada y singularmente remota, detrás del cigarrillo. Recuerdo (creo) sus manos afiladas de trenzador. Recuerdo cerca de esas manos un mate, con las armas de la Banda Oriental; recuerdo en la ventana de la casa una estera amarilla, con un vago paisaje lacustre.”





*Si esto no dura, sabed que quería hablar de Roald Dahl, Franz Kafka, Pere Calders, Mercè Rodoreda, Juan Rulfo, Francisco Ayala, Ernest Hemingway, Quim Monzó y un largo etcétera.